Cap. 3

-¡Despierta chico!, ¡vamos, despierta!-exclamaba una voz madura y ronca. Despues de un rato, Tobías comienza a reaccionar, hasta que toma conciencia de que se encuentra en un pequeño pajar y se levanta sobresaltado.
-¡Mierda!, ¿qué me pasó?. ¡Uuuhh mi cabeza!... y ud. ¿quién es?
-Te encontre a la orilla del camino cuando venia de vuelta con mi yunta de bueyes hace como media hora. Tienes la boca reseca chico, ten -le entrega un jarrón con agua, que el chico toma con fruición casi desesperada.
-Gracias. Ya es hora de irme... ¿y mis cosas? ¿no las tomaste cierto? -pregunto desesperado y mas preocupado por el par de baquetas que por nada.
-Encontre esto al lado tuyo -le mostro el regalo de su hermana
-¡Cresta! ¡que alivio!, ¿no vio nada más? -negó el hombre con la cabeza -La hueva', en todas partes roban, y era lo unico que me quedaba...
-¿Y vienes de muy lejos?
-De Teodoro, arrancando de mi padre. Mejor marcho. -tomando las baquetas y emprendiendo el rumbo.
-¿Y sabes ocupar esos palos o qué?
-Sí, ahora voy a un encuentro de bandas -Responde tratando de desmarcarse rapidamente del lugareño
-¡Pues ven y demuestralo!

Y se detiene en seco Tobías. Pensaba inmediatamente en tomarlo como un mal chiste, pero en cambio observó al hombre que estaba de pie, pareciera ser alguien como de 40 años, con un jockey muy desgastado, una camisa a cuadros roja ya con notoria suciedad al igual que los pantalones y el par de zapatos ya desgastados:

-¡Vámos!, ¡ven y demuestralo! -le repite dando media vuelta e ingresando a la casa, a muy mal traer.

Tobías queda con la intriga y no quiso quedar con ella. Así que volvio al lugar y a entrar a la pequeña casa, temiendo que pudiera ser alguna trampa o cualquier cosa. Entró y se vio una decoración muy añeja y apagada, cortinas rajadas, alfombra y piso con polvo y un par de sillones con el relleno salido:

-¿Aló? -exclamó el joven
-¡Aca abajo! -dijo una voz que asusto a Tobías, pues parecia haber salido debajo de sus pies, lo cual asi era, pues sintio el golpeteo en una esquina.
Habia una pequeña asa que con discresión servia lo suficiente para abrir una suerte de "compuerta secreta". Ingresa y baja la escalera de madera vieja lentamente y escuchando el escandalo que cada paso producía, que pareciera una provocación a los escalones a que se viniera todo abajo:

-Ahh, llegaste. Acercate un poco -le indico el hombre.

Ambos dentro de un cubículo subterraneo amplio y a una esquina un bulto tapado con unas telas. La iluminación era escasa pero lo suficiente para distinguirse los rostros. El joven apreta fuertemente las baquetas, en guardia esperando alguna reacción que el hombre hiciera en contra de el.
Pero estese aleja del muchacho y camina hacia el bulto y despeja las telas. Lo que nunca esperaba Tobías es que debajo de todo ese bulto, estuviera nada menos que una lujosa bateria Mapex color rojo de 5 piezas, el hi-hat, dos crash y un ride, con cuidado impecable.
Pero repentinamente el chico comienza a sentir una jaqueca fuerte. Se toma la cabeza con fuerza y comienza a tambalear para todos lados y gritando como un animal, el hombre queda estático y lo observa como si fuera algo común para él. Tobías estaba al borde del colapso y de sopetón se detiene su malestar. Se gira y observa al hombre pero con un rostro desfigurado, ojos rojos y expresión casi como cuento vampiro pero sin colmillos. Se abalanza sobre el lugareño. Él estaba alerta y arroja al energúmeno a la pared impactando tan fuerte como para dejar un forado superficial en el cemento. Se repone y se abalanza nuevamente y repite el movimiento el lugareño, pero esta vez se lanza inmediatamente para detener las fuerzas hercúleas de Tobías, hasta que de pronto se desvanece el rostro malvado y queda el joven, nuevamente tendido.

Algo ocurrió y de manera muy sobrenatural para la vida de aquel lugar, pero el hombre al parecer tenía conocimiento de ello y sabía lo que podía enfrentar. Pero Tobías lo desconocía, ni tampoco pensaba que un simple sueño le podía amargar la vida, o peor aún, acabarla.