Cap. 2

Poco despues de que sucumbir al sueño, el cielo rompe en llanto.

El techo que cubre a Tobías parece mas un colador que una protección, pero como solo hay animales, poco se esmeran los dueños del establo en cuidar su propiedad.

Nuevamente los sueños comienzan a calar hondo, y vaya de que manera. En un momento comienza una charla con una silueta:

- ¿Quién eres?-pregunta Tobías
- Qué importa-responde a secas aquella silueta.

El entorno asimila a un vendaval en blanco y negro en medio de un bosque. De tantas siluetas, algo llamo la atención de Tobías, con tal de que su pregunta encontró respuesta:

- ¿Te ocurre algo? - insiste el jóven.
- Si me pasara algo, no pienses en que te lo diré - contesta agresivamente la silueta
- Hey, tu no estas aquí por estarlo - se decide a ir donde se encontraba la silueta, pero al intentar caminar sus pasos no significaban avance. Lo intentaba pero se mantenía estático en el lugar:

- Entonces explicame, ¿qué mierda pasa aca?
- Veo que tampoco estas aquí por estarlo - responde la silueta con una sorpresiva calma y más afable.
- Pareces alguien que conozco de siempre, y la silueta también la reconozco.
- Ya lo sabes entonces, y sabrás de lo que soy capaz. ¡Lárgate!

De sopetón despierta Tobías y la lluvia se hacia inclemente. El lugar donde se encontraba estaba relativamamente seco, pero hacia notar que Tobías sudaba de manera intensa y el sueño lo había alterado demasiado: sabía que algo iba a ocurrir, tarde o temprano.

En ese instante la lluvia comienza a disminuír. Sabe que debe continuar el tranco, pues el hambre lo tiene muy deteriorado. Retoma el recorrido, con una lluvia ténue que cubre su entorno, con un sol que ilumina levemente pero que crea un arcoiris en el cielo. Se detiene a verlo... se desvanece. Tobías se desmaya; al parecer tiene las horas contadas, pero lo que no sabe es que acaba de gatillar su conflicto que guiará su historia.