lunes, 11 de junio de 2007

La ultima luz restante

Increible de que manera uno puede caer del cielo al sucio concreto, solo ocurre esto cuando uno vuela y no sabe como aterrizar.
Y fue asi como ocurrió, desplegando nuevamente las alas que solo responden al llamado de la melodía única, emprendí el vuelo hacia un cielo seguro y donde mi mente y corazón me tranquilizaban de que ese vuelo sería el mejor que pudiera tener. Conocia ese cielo, algunos obstaculos no los supe esquivar pero una ayuda siempre fue bien recibida...

...ese cielo se osureció, no pronostiqué el cambio en el ambiente, creo haberlo sentido u olfateado: si fué asi, no alerté de que fuera a pasar. Ergo observaba como escapar de la penumbra que cubria mis ojos y para todos lados buscaba donde aferrar mis sentidos al tiempo que veía con rabia como las alas tan vigorozas que en un principio tuve, se desplumaban sin compasión. Desaparecieron.
Caía libre y me sentía desnudo ante la gente que observaba el espectáculo aereo que les brindaba con carcajadas para mi conciencia que dificil olvidará. Suelo, se acabó.

Pensé ver esperanza de que de la nada esa ayuda llegara para que todo hubiera sido como mi mente y corazón esperaban. No podia salir nada mal, pero la perfección juega muy malas pasadas. Ni la fé, que a veces puede sorprendernos, me salvó del vendaval, el que transformó la melodía única en notas falsas que golpeaban mi cuerpo cual muñeco de combate, y la ultima luz restante en un destello cegador que nubló toda percepción del momento, que termino de manera lamentable.

Ojala pase mucho tiempo hasta volver a escuchar esa melodía que no es pereceptible con ninguno de los 5 sentidos, pero que todos hemos sentido aunque sea por 1 sola vez.

Lamer las heridas. Volver con la jauría.

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